El primer brote psicótico (2nda parte)
The first psychotic episode (Part 2)
*Reporte del presente: La situación sigue desagradable. La venta del carro se complicó y es posible que tenga que levantar una denuncia ante la fiscalía por retención del carro. El dinero y la comida escasean. Apenas tengo para pagar el agua el lunes. Me siento solo, y estoy evadiendo situaciones donde haya alcohol. Hace mucho que no me gustan las resacas y en estos momentos es totalmente contraproducente. Extraño profundamente enamorarme, extraño sentir pasión, deseo, la conversación con una mujer que me provoque emocional, intelectual y físicamente. Llevo varios años, creo que más de 10 sin sentir eso… “C’est tous”.
En fin, en estos momentos otra vez voy a mandar el presente al infierno y me voy al pasado. Como les estaba contando la situación política en México se enrarecía cada vez más. El presidente Salinas de Gortari finalmente escogió candidato. Designó a Luis D. Colosio, era el secretario de Desarrollo Social, estaba cerca del “pueblo” y como jefe de campaña (lo que es equivalente a una especie de candidato a la vicepresidencia, el “ticket” pues) a Ernesto Zedillo, era secretario de Educación, supongo que Salinas lo había puesto ahí para que tuviera más experiencia en la política, pues anteriormente era secretario de Programación y Presupuesto. Un puesto más que nada técnico. Zedillo era un tecnócrata de cepa, un personaje tan gris. Así que Salinas, creo, que pensó que tenía cubiertos los dos frentes de la candidatura: el político-social y el tecnócrata, tan importante para el sector privado, como para las instituciones financieras internacionales, él le llamaba a su ideología “liberalismo social”. Pero hubo una sorpresa, algo inesperado. El compañero de Salinas desde la universidad, el Regente de la cd. de México, Camacho Solís, con el que armó su carrera política estaba profundamente despechado. Se suponía que él debió haber sido el designado. Hizo un berrinche monumental. Empezó a hacer intrigas, amenazaba que se iba a separar del partido, que iba a lanzar su propia candidatura. Nadie sabía qué iba a hacer. Ni siquiera el Presidente.
Finalmente un día después de una reunión con el Presidente, había citado a una conferencia de prensa en uno de los hoteles cercanos a la casa presidencial. Mi jefe, Julio, decidió mandarme a mí al evento para que le avisara en tiempo real lo que iba a decidir el despechado. Porque de verdad que nadie sabía que iba a hacer. A fin de cuentas hizo una declaración patriotera, de su lealtad al pueblo, de su amor por el país, bla, bla, bla… Yo la verdad quería que renunciara al partido y lanzara su candidatura, quería que fuera una variable más que contribuyera a la caída del sistema político mexicano. Pero no pasó nada. Cuando iba saliendo del hotel, me las arreglé para enfrentarlo, para preguntarle en la cara por qué no se lanzaba, que tenía el apoyo de muchos intelectuales, que había construido una red política en la ciudad de México insuperable, que seguramente muchos jóvenes clasemedieros votarían por él. El se me quedó viendo y sólo alcanzó a encoger los hombros. Lo chistoso del asunto es que la escena la recogió una de las revistas más críticas del sistema (Revista Proceso). Obviamente fue un momento de arrebato departe mía, una acción desesperada en un intento por descarrilar al sistema, para nada fue algo planeado.
Proceso es una revista semanal y sale a circulación los domingos. El lunes en la oficina me esperaba mi jefe directo, uno de los asesores del Secretario, el Sr. Rubén García Moguel, una persona brillante, trabajadora, honesta, pero al mismo tiempo tenía un colmillo largo. Ojalá él hubiera llegado al Congreso, era uno de esos políticos serios, que necesitaba el país. Quizá su honestidad no le ayudó. El fue el que alguna vez me dijo que en la política mexicana “la cosa no es ser paranoico, sino lo suficientemente paranoico”. Cuando entre a su oficina, me miró de una forma entre enojo, picardía y travesura. Ya había leído la revista, sabía que fui yo el que increpó al renegado político. Sólo se me acerco al oído y me dijo: -fuiste tú verdad, hijo de la chingada- Y al tiempo que me lo decía tenía dibujada una sonrisa tan especial, una mirada de qué huevos de este cabrón. Luego nos reímos juntos como dos chiquillos que hicieron una travesura y hasta ahí. Aunque seguramente él se lo comentó al jefe Derbez, él no le escondía nada, hasta donde yo sabía.
Así es gente, comenzaba el torbellino en el sistema político mexicano. Mi vida privada también era interesante. Generalmente en esos días consumía unas 3 o 4 inhalaciones de marihuana al final del día para relajarme. Pues desayunaba, comía, cenaba y soñaba política. Los fines de semana compartía casi siempre con una amiga de la alta sociedad, muy guapa, alcohólica, que en ese entonces andaba con un tipo de una de las familias más “aristógatas” y ricas de México. Solíamos ir a un antro que era el “hobby” de esos muchachos, se llamaba “la Diabla”. Y luego la fiesta “after hours”; había muchos excesos, ya les contaré en la próxima…. (continuara)
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The first psychotic episode (Part 2)
* Today’s report: The situation is unpleasant. The sale of the car got complicated and I may have to raise a complaint with the prosecutor for withholding of car. Money and food are scarce. I just have money to pay for water bill on Monday. I'm lonely, and I'm avoiding situations where there is alcohol. From long ago I do not like hangovers and now is completely counterproductive. I miss deeply fall in love, I miss to feel passion, desire, a good conversation with a woman who provokes me emotionally, intellectually and physically. I hadn’t feel that for several years, I think more than 10... "C'est tous".
Anyway, right now I will again send the present to hell and I will go to the past. As I was telling the political situation in Mexico was increasingly deteriorating. President Salinas de Gortari finally chose candidate. Appointed Luis D. Colosio, he was the Secretary of Social Development, was close to the "people" and as campaign manager (which is equivalent to a kind of running mate, the "ticket") Ernesto Zedillo, who was Secretary of Education, I guess Salinas had put him there so that he'd had more experience in politics. He was previously Secretary of Planning and Budget. A technical post more than anything. Zedillo was a strain technocrat, a character so gray. So I think Salinas, believed he had covered the two fronts of the situation: the socio-political and the technocrat, so important for the private sector and to the international financial institutions, he called his ideology "social liberalism". But there was going to be a surprise, something unexpected. Salinas's partner since college, the Regent of Mexico city, Camacho Solis, with which he formed his political career was deeply disgusted. He was supposed to have been the designated one. He made a monumental tantrum. He began to intrigue, threatened that he was going to leave the party, that he was going to launch his own candidacy. Nobody knew what he was going to do. Not even the President.
Finally one day after a meeting with the President, Camacho summoned to a press conference at one of the hotels near the presidential palace. My boss, Julio, decided to send me to the event to let him know in real time to know what the jilted was going to decide . Because no one really knew what he was going to do. Ultimately he made a patriotic statement of loyalty to people, his love to the country, blah, blah, blah ... I honestly wanted him to quit the party and launched his candidacy, I wanted him to be a variable to contribute to the Mexican political system crash. But nothing happened. When he was leaving the hotel, I managed to cope him, to ask him in his face why not launched his candidacy,he had the support of many intellectuals, he had built a political network in Mexico City insurmountable, surely many young middle-class would vote for him. He just stared at me and shrug, that was all. The funny thing is that scene was collected by one of the most critical weekly magazines (Magazine "Proceso"). Obviously it was a moment of outburst on my part, a desperate action in an attempt to derail the system, it was not planned at all.
"Proceso" publishes on Sunday. On Monday in the office I was waiting for my direct boss, one of the advisers of the Secretary, Mr. Ruben Garcia Moguel, a bright, hardworking, honest man, but at the same time had a long tusk. I wish he would have made it to Congress, he was one of those serious politicians that the country needed. Maybe his honesty did not help. He was the one who once told me that in Mexican politics "the thing is not to be paranoid, but paranoid enough." When I entered his office, he looked at me in a a way between anger, playfulness and mischief. He had read the magazine, He knew it was me who rebuked the political renegade. He approach me to my ear and said, 'it was you motherfucker”. And while he said that he drawed such a special smile, a look of: this bastard has balls. Then we laughed together like two kids who made a prank and that was it. But surely he would tell that to the boss Derbez, he didn’t hide anything to him as far as I knew.
So folks the whirlwind began in the Mexican political system. My private life was also interesting. Usually in those days I consumed about 3 or 4 puffs of marijuana at the end of the day to relax. I was eating breakfast, lunching, dining and dreaming politics. The weekends almost always shared with a friend from the high society, very pretty, alcoholic, who at the time was with a guy from one of the "aristocats" and most rich families in Mexico. We used to go to a nightclub that was the "hobby" of these boys, it was called "La Diabla". And then the "after hours", we had many excesses, I'll tell you in the next post .... ( To be continued).
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