When the past bites (Part I)
Cuando el pasado muerde (Parte I)
Weekly Report:: I'm almost fully installed at once was my grandfather 's workshop. I have electricity, water, internet and my medications. Although the financial problem is still present and sometimes I have trouble getting food (I wouldn’t say no to some "food stamps"). I also had some problems with my last blog post, but it could have been much worse, because I censor myself.
When I returned from San Francisco (1994-95 ) where I was as a press attaché at the mexican consulate , I returned to my previous political group and got a job at the National Lottery as deputy director of International Relations. You may ask what does one do in that position, and the answer is basically nothing. So I focused on thinking about how to lead an "awakening of consciousness" in society. My goal to participate in a change in Mexico was stronger than ever. At that time I began to meet many people from the art and advertising circles of Mexico. In an evening gathering an opportunity to experiment with a bit of peyote appear (mystics say: look not for the peyote, peyote will find you, and it found me). I had a wonderful spiritual experience at first (Siddharta type): communion with Mother Earth and all creation. I felt interconnected with everything,I felt the pain of Gaea, her children, life on the planet . It was an overwhelming feeling.
Over the days the feeling would not go away. Still felt everything. As if I had broken the code of the Universe. According to me I could see through time, see the essence of every being, its origin, its karma. And I felt like a man who was starting a mission. And I decided to take with me love, forgiveness and the great spirits that had influenced me (mainly Gibran and many others). The first task was to face myself. That was something really strong. At that time I did not know the "12-step program" (after a few years I met it and it seemed to me as something natural, logical), but it was clear that the first thing I had to do was face my ego, I had to get naked before Gaea, the Higher Power. I said to myself that I was only one point at a point in the vast universe. I was just "Aurelio Antonio González Quesada Sempé (and who the fuck knows what else). But still felt I had lost control, I could not handle it. I gave myself without hesitation to Gaea, the Higher Power. For me I was just a soldier of Mother Earth.
But to be that soldier I had to clean my conscience, my soul. So I made an introspective exercise extremely detailed about my past, my actions and my shortcomings. I wanted to achieve humility, put things in their proper perspective, know my limitations and weaknesses. The fact is that I got the "flatliner" effect as I termed it at the time because I felt something so similar to what happened to the med students in the film. Suddenly I started calling everyone that I hurt and ask for their forgiveness. But there was something that I did that I could not amend. As a teenager some rebel friends and I used to go out in the car to what we called "penalize" ( we used to hit pedestrians with a belt). In one of these occasions it was my turn. I grasped the belt well and the guy who was driving got too close to the pedestrian and instead of hitting him with the belt, I gave him a blow on the shoulder with my fist, a dry thud. The boy fell. That action followed me for a very long time. It was hard to forgive me because I could not amend the damage. There was no way to find the boy. To date I remember what I did and I'm so embarrassed. But I had already given myself to Gaea, to a Higher Power to heal my defects or make them obvious to me when they appear. And from what I had read and heard from more evolved spirits, it was vital to forgive myself. It was hard to do, since consciousness is usually the most severe judge . (to be continued )
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Cuando el pasado muerde (Parte I)
Reporte semanal: Ya estoy casi totalmente instalado en el que alguna vez fue el taller de mi abuelo. Tengo electricidad, agua, internet y mis medicamentos. Aunque el problema financiero sigue latente y a veces tengo problemas para conseguir comida (la verdad no le diría que no a unas “food stamps”). También tuve algunos problemas con mi pasada entrada del blog, pero pudo haber estado mucho peor, pues me autocensure.
Cuando regresé de San Francisco (1994-95) donde estaba como agregado de prensa en el consulado de México, volví con mi anterior grupo político y conseguí un trabajo en la Lotería Nacional como subdirector de Relaciones Internacionales. Ustedes se preguntarán qué hace uno en ese puesto, y la respuesta es básicamente nada. Así que me enfoqué en reflexionar en cómo provocar un “despertar de la conciencia” en la sociedad. Mi objetivo de participar en un cambio en México era más fuerte que nunca. En ese entonces empecé a conocer a muchas personas del gremio del arte y la publicidad de México. En una noche de tertulia se presentó la oportunidad de experimentar con un pedacito de peyote (dicen los místicos: no busques al peyote, el peyote te encuentra y pues me encontró). Tuve una experiencia espiritual maravillosa en un principio (tipo Siddharta): de comunión con la Madre Tierra y toda su creación. Me sentía interconectado con todo, sentía el dolor de Gaea, de sus hijos, de la vida en el planeta. Era una sensación abrumadora.
Al paso de los días la sensación no desaparecía. Seguía sintiendo todo. Como si hubiera roto el código del Universo. Según yo podía ver a través del tiempo, ver la esencia de cada ser, su origen, su karma. Y yo me sentía como un hombre que comenzaba una misión. Y decidí llevar conmigo el amor, el perdón y a los grandes espíritus que me habían influenciado (principalmente Gibrán y muchos otros). La primera tarea era enfrentarme conmigo mismo. Eso fue algo verdaderamente fuerte. En ese entonces no conocía el “programa de los 12 pasos” (después de algunos años lo conocí y lo vi como algo casi natural, lógico), pero tenía claro que lo primero que tenía que hacer era encarar mi ego, desnudarme ante Gaea, el Poder Superior. Yo me decía que sólo era un punto en un punto en el vasto Universo. Era “Aurelio Antonio González Quesada Sémpe (y Sepa la chingada). Pero aún así sentía que había perdido el control, que ya no podía manejar la situación. Por lo que me entregué sin dudas a Gaea, al Poder Superior. Para mi yo era tan sólo un soldado más de la Madre Tierra.
Pero para ser ese soldado tenía que limpiar mi conciencia, mi alma. Así que hice un ejercicio introspectivo en extremo detallado sobre mi pasado, mis acciones y mis defectos. Quería alcanzar la humildad, poner las cosas en su justa dimensión, saber mis limitaciones y debilidades. El caso es que me dio el efecto “flatliner” como yo lo denominé en ese entonces pues sentí algo tan parecido a lo que les paso a los estudiantes de la película. De pronto empecé a llamar a todas las personas que había dañado o lastimado para pedirles perdón. Pero hubo una acción que cometí que no podía enmendar. De adolescente unos amigos rebeldones y yo solíamos salir en el carro a lo que denominábamos “penalizar” (le dabamos cinturonazos –fajazos- a los peatones). En una de esas me tocaba a mí. Tenía bien empuñado el cinturón y el tipo que iba manejando se acerco demasiado al peatón y en vez de darle con el cinturón le di un fuerte golpe en el hombro con mi puño, un golpe seco. El muchacho cayó. Esa acción me persiguió por mucho tiempo. Me costó mucho perdonarme porque no podía enmendar ese daño. No había manera de encontrar al muchacho. Hasta la fecha me acuerdo de lo que hice y me da tanta vergüenza. Pero yo ya me había entregado a Gaea, a un poder superior para que curara mis defectos o los hiciera evidentes para mí cuando volvieran aparecer. Y según lo que yo había leído y escuchado de los espíritus más evolucionados, era vital que me perdonara. Me costó mucho hacerlo, pues la conciencia suele ser el juez más severo. (continuará).
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