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El primer brote psicótico (1era parte)
The first psychotic episode (1st part)
Pues gente, ya me aburrí de escribir de mi presente; el cual por ahora se limita a esperar, hacer algunas llamadas, algunas gestiones burocráticas, sobrevivir, nada más. Bastante fastidioso. Así que si de “choices” se trata hoy escojo mandar a la mierda el presente y viajar a mi pasado, voy a contarles sobre mi primer brote psicótico. Obviamente tengo que contextualizarlo y eso me va a llevar, supongo, algunas entradas; trataré de ser conciso y también cambiaré o omitiré algunos de los nombres de los personajes que intervinieron para no involucrarlos sin su permiso expreso; a otros si los nombraré:
Estaba terminando mi carrera universitaria en Relaciones Internacionales y era vicepresidente de la sociedad de alumnos de mi universidad. La presidente era una gran amiga, una mujer de descendencia árabe, muy inteligente, de carácter, de esas mujeres que honran a las que están luchando por su libertad en la cultura patriarcal del islam, como también en la judío-cristiana. Bueno, coño, en la sociedad patriarcal toda en la que vive la humanidad. Juntos y con otros amigos que conformamos el comité marcamos un hito en la Universidad. Sacudimos muchas cosas, politizamos a los estudiantes como nunca se había visto. Nos ganamos el respeto y el trato cuidadoso por parte de la rectoría de la universidad. En ese entonces, además de mis actividades políticas estudiantiles era asistente particular de un renombrado político mexicano, el Lic. Pedro Ojeda Paullada, en una comisión del PRI que trataba asuntos internacionales. El Lic. Ojeda fue miembro del gabinete en diferentes administraciones y estuvo a punto de ser escogido para ser Presidente de la República. El puesto no significaba mucho trabajo, sólo consistía en acompañarlo a algunos eventos, conferencias, tomar notas, hacerle algunos resúmenes, nada más. El era amigo de mi madre; se conocieron cuando ella tenía un puesto en la embajada de Costa Rica en México. Por esa razón tenía acceso a él y me atreví a pedirle que me ayudara a entrar al mundo de la política mexicana. Así que más que trabajar para él, era una especie de padrino político que me presentó con varios personajes relevantes de la política mexicana. Eran los tiempos de Salinas de Gortari. México atravesaba por muchos cambios, ya se sentían los gritos de la democracia y la libre expresión.
Pronto mi amiga consiguió un trabajo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes gracias a un amigo de la universidad que siempre estuvo cerca de nosotros en la aventura de la política estudiantil. Esta Secretaría tenía la responsabilidad de muchos asuntos extremadamente delicados. Y mis dos amigos estaban con el Coordinador de Asesores del Secretario y había una vacante. Mis amigos me propusieron para el puesto. Competí con otras dos personas, pero la suerte estaba echada, mi curriculum, mi padrino político y claro mi habilidad y hambre de política eran difíciles de superar. Me quede con el puesto. Así que mis amigos y yo estábamos en el equipo del Coordinador de asesores del Secretario. El coordinador, Julio Derbez, era la parte intelectual, el estratega, el de las propuestas del Secretario. Un personaje extraordinariamente inteligente y con una personalidad magnética, con un humor sarcástico, muy fino pero vaya que nos hacía trabajar. No era para menos, la situación del país se deterioraba día a día. Las elecciones se acercaban. Salinas de Gortari tenía que escoger candidato y en la lista estaba el Secretario de Comunicaciones. La economía estaba como decían en ese entonces “sostenida con alfileres” y el Secretario estaba en la lista de los aspirantes a ser presidente. Era uno de los incondicionales de Salinas de Gortari y siempre se había caracterizado por ser de los zorros políticos más astutos del sistema, hasta al día de hoy. Por esa razón teníamos un sinnúmero de discursos que escribir, miles de análisis que elaborar, libros que leer. Estaba de moda el estilo político de Clinton por lo que nos teníamos que empaparnos de las propuestas de Clinton-Gore: “Empowerment”.
Sin duda eran tiempos apasionantes para un joven como yo que aspiraba a ser un gran político. Había muchas expectativas puestas en mi departe de mi madre, familiares y muchos amigos. Se me daba el oficio. Sin embargo había una parte de mi mucho más fuerte que mis aspiraciones políticas. Empezaba a asomarse una parte que siempre había tenido, pero en esa coyuntura aumentó exponencialmente: mi rebeldía, mis ínfulas de superhéroe por luchar por la “libertad y la justicia”, estaba comenzando a salir mi lado mesiánico. Quería colaborar para que se cayera el sistema. Vivía una contradicción: por un lado disfrutaba las mieles del sistema, el salir a las cantinas y bares de moda fumando puros (hazme el chingao favor), codeándome con la élite política y, por el otro, mi rebeldía, mi tendencia a conspirar contra el sistema, pero a la vez despreciaba a la izquierda de ese entonces, pues no los consideraba demócratas, de hecho aún lo sigo pensando. En ese entonces todavía me hipnotizaban los discursos de Castro y, a la vez tenía una profunda admiración por Clinton y Gore. De la derecha, pues obviamente no compartía nada, más que la democratización del país. Era una situación bastante esquizofrénica. Y, viéndolo en retrospectiva, no había otra posibilidad, iba a llegar un momento de quiebre. Pues si gente, esto apenas empieza…. (continuara)
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The first psychotic episode (1st part)
Well folks, I'm bored of writing about my present, which for now is simply to wait, make some calls, some bureaucratic procedures, survive, nothing more. Pretty annoying. So if the thing is about "choices" today I choose to send the present to fuck itself, I’m going to travel to my past. I going to tell you about my first psychotic break. Obviously I have to contextualize it and that will take me, I guess, some entries. I’ll try to be concise and will skip or change some of the names of the characters who intervened because I don’t have their express permission, but some I will name:
I was finishing my degree in International Relations and was vice president of the student society at my university. The president was a great friend, a woman of Arab descent, very intelligent, of character, of those women who honor those who are fighting for their freedom in the patriarchal culture of Islam, as well as in the Judeo-Christian. Well, hell, in the patriarchal society in which all humans live. Together and with other friends who make up the committee we mark a milestone in the University. We shook a lot, politicize students as never seen. We earn the respect and careful treatment by the rectory. At that time, in addition to my political activities as a student I got a job as a particular assitant of a well known Mexican politician, Mr. Pedro Ojeda Paullada in a PRI committee related to international affairs. Mr. Ojeda was a member of the cabinet in different administrations and almost was chosen to be President. The post did not mean much, the work consisted only in accompany him to some events, lectures, take notes, give him some summaries, nothing more. He was a friend of my mother. They met when she had a job in the Costa Rica's embassy in Mexico. For that reason I had access to him and I dared to ask him to help me enter the world of Mexican politics. So rather than work for him, he was a kind of a political sponsor who introduced me to several important figures in Mexican politics. Those were the days of Salinas de Gortari. Mexico was going through many changes, and one could feel the screams of democracy and free expression.
Soon my friend got a job at the Ministry of Communications and Transport through a friend from college who was always near us in the adventure of student politics. This Ministry was responsible for many highly sensitive issues. And my two friends were with the Chief of Staff of the Secretary and they had a vacancy. My friends suggested me for the job. I competed with two other people, but the die was cast, my resume, my political sponsor and my skills and political hunger were difficult to overcome. I kept the job. So my friends and I were on the team of advisors to the Chief of Staff, Julio Derbez. He was the intellectual part, the strategist, the proposals of the Secretary. An extremely intelligent person with a magnetic personality with a sarcastic humor, very fine, but he did make us work very hard. And for good reasons, the country's situation was deteriorating day by day. The elections were approaching. Salinas de Gortari had to choose candidate and on the list was the Minister of Communications. The economy was as they said then, "held with pins" and the Secretary was on the list of candidates to be president. It was one of the stalwarts of Salinas de Gortari and always been characterized as one of the most astute political foxes in the system up to date. For that reason we had an endless number of speeches to write, thousands of analyzes to develop, books to read. It was fashionable Clinton's political style so we had to soak up what Clinton-Gore were proposing: "Empowerment".
They were certainly exciting times for a young man like me who aspired to be a great politician. There were many expectations from my mother, family and many friends. I was very good at it. But there was a part of me much stronger than my political aspirations. It began to lean a part that had always been there, but in this juncture increased exponentially: my rebellion, my airs of superhero and fight for "freedom and justice" my messianic side was beginning to lean out. I wanted to work, to contribute to the fall of the system. I lived a contradiction: on one hand I enjoyed the sweetness of the system, going to the famous “cantinas” and bars smoking cigars (give me a fucking break), sharing with the political elite and, on the other, my rebellion, my tendency to conspire against the system, yet I despised the left at that time, I did not consider them democrats, in fact I'm still thinking they are not. At that time I was still hypnotized by Castro's speeches and also I had a deep admiration for Clinton and Gore. From the right, obviously did not share anything more than the country's democratization. It was rather a schizophrenic situation. And, in retrospect, there was no other possibility, sooner or later I would have a break down. Well folks, this is just the beginning .... (to be continued)
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